Joseph Roth concluyó La leyenda del santo bebedor dos semanas antes de morir en París, alcoholizado y apátrida. Escrita entre el otoño de 1938 y la primavera de 1939, su postrera nouvelle se considera el legado y testamento de su pensamiento más íntimo, pero, como ocurre con el resto de su obra, con frecuencia se ha leído exclusivamente dentro del canon occidental, ignorando su innegable inscripción en la tradición judía europea. La investigadora Berta Ares Yáñez explora en este ensayo iluminador los topos, símbolos, metáforas y motivos literarios que caracterizan la obra de Roth, profeta de la modernidad, a la luz de la literatura del shtetl oriental y de la mística luriana, y así la reconcilia con lo que Hannah Arendt denominó la «tradición oculta» para referirse a los textos cuya comprensión no es posible remitir al canon con el que Europa se ha explicado a sí misma.