Múltiples circunstancias se alinean para que nosotros estemos aquí y es habitual endosar al Sumo Ser la autoría de la trama. Para el común de los científicos, no obstante, la intervención divina es superflua. Quedaría una tercera opción, por supuesto: Dios, que todo lo sabe y todo lo puede, prefirió no existir. Acudir a la ficción, al aforismo y a la ironía es la apuesta del presente volumen, en el que se recopilan los argumentos que esgrimiría la deidad para no involucrarse en la historia, así como las consignas que probablemente formularía de no haber desistido.