Marjan Bouwmeester demuestra que la soledad forma parte del ser humano y esclarece las formas en las que este sentimiento puede aflorar a lo largo de nuestra vida.
La palabra «soledad» está en boca de todos. Mientras los responsables políticos adoptan medidas para «combatir» la de los ancianos aislados y la de los jóvenes gamers, el concepto no recibe la profunda exploración que se merece. En El cielo vacío, la filósofa Marjan Bouwmeester se ocupa precisamente de esto.
Así, presenta la soledad como la sensación de tristeza que sufrimos cuando experimentamos una falta de conexión. Sin embargo, la soledad también saca a relucir importantes talentos humanos, pues, al fin y al cabo, cuando uno se siente solo, sufre por la ausencia de algo y ha de esmerarse para superar el sufrimiento o para reparar la pérdida.
Bouwmeester nos lleva a pasear entre las líneas de grandes pensadores como Blaise Pascal, Daniel Dennett y Simone de Beauvoir, y complementa sus reflexiones sobre la condición humana con referencias a novelas, películas y canciones famosas. Con gran precisión, establece sorprendentes vínculos entre la soledad, el miedo escénico, las máscaras, los selfis, los viajes espaciales y los baños de mujeres. Y lo hace con David Bowie como guía estrella que sabe a la perfección cómo actuar ante una pérdida inevitable.