Al final, el caso del terrorista acabó bien, incluso mejor de lo que el detective Takagi podría haber imaginado. Sin embargo, la vida del pequeño Conan no se caracteriza por su tranquilidad, y pronto aparece un nuevo caso resolver. Kogoro Mouri es invitado a participar en una serie de televisión en el plató coincide con Ruri, una antigua compañera de colegio. Durante un rodaje, uno de los actores aparece asesinado, y todas las pruebas señalan a Ruri como culpable. Esta vez, y por amistad, Kogoro debe dedicarse en cuerpo y alma a descubrir la verdad. . . por dolorosa que ésta sea.