El anillo del nibelungo es sin duda una de las mayores obras de la música moderna, y ha fascinado tanto a críticos como a melómanos durante más de un siglo. Ningún trabajo reciente ha estudiado la obra maestra de Richard Wagner con la exhaustividad y la agudeza del filósofo Richard Scruton, que no sólo examina los aspectos dramáticos y musicales, sino también la simbología y la filosofía del ciclo del Anillo. El íntimo vínculo entre la estructura musical y dramática permite a Scruton descubrirnos la singular concepción de la humanidad en Wagner, para quien la nalidad del arte consistía en «mostrarnos la libertad en su forma más inmediata, contingente y humana, recordándonos lo que signi ca para nosotros». La dramatización de temas como el amor, la muerte, el sacrificio y la libertad permitieron a Wagner mostrar las más profundas verdades de nuestra condición y, con ello, renovar nuestra fe en ellas.