Roland Topor (1938-1997) fue un personaje polifacético
e inclasificable, dotado de un perturbador y macabro
sentido del humor. Sus influencias surrealistas le llevaron
a fundar en 1962, junto con Fernando Arrabal
y Alejandro Jodorowsky, el ya legendario Grupo Pánico.
El quimérico inquilino es la primera novela de Topor,
un relato sórdido e inquietante que Roman Polansky
llevó al cine y protagonizó con bastante acierto.
Es la historia de la progresiva autodestrucción psicológica
y física de su protagonista al quedar atrapado en la espiral
de la locura y sus terrores. Trelkovsky, un joven parisino
correcto y discreto, alquila un apartamento que ha quedado
libre en la calle Pyrénées. Poco a poco, las relaciones
con los vecinos y su obsesión por la trágica desaparición
de la antigua inquilina, le van sumergiendo en una pesadilla
llena de extrañas visiones, una grotesca trampa que adquiere
las precisas dimensiones de un agobiante apartamento.
El final inesperado constituye una obra maestra del «tercer acto»,
un desenlace en el que el autor sugiere la terrible idea
de la historia circular, del eterno retorno del tormento.
Sobre El quimérico inquilino, el prestigioso escritor y guionista John Collier dijo lo siguiente: «Una historia de terror
realmente actual, tan estrechamente enrollada sobre sí misma,
tan fría, sigilosa y mortal como una serpiente en la cama».