Trieste, lugar fronterizo y cruce de encrucijadas, es el antídoto contra la idea de capital, de centro, donde se respira siempre un aire de diáspora. En palabras de Juan Bonilla, en este hermoso libro Samuel Brussell se aproxima a un personaje literario más que a una ciudad real –ya pueden alejarse quienes esperen encontrar aquí una guía de viajes–, ciudad de ninguna parte o más bien ciudad de la literatura.