Entre la erudición y la fantasía, dotada siempre de un peculiar encanto que convierte la lectura de cualquiera de sus libros en una experiencia estética, la vasta producción ensayística de Vernon Lee contiene joyas como este Genius loci (1899), inédito hasta ahora en español, donde la autora británica reunió algunas de sus notas de viaje y dio nueva vida a un concepto, el latino del título, de hondas implicaciones emocionales. Los frutos del estudio son para la ensayista indisociables de las vivencias personales, trascendidas en tanto que ligadas al espíritu y a su vez reflejo del alma individual que las acoge. Esas vivencias tienen que ver con lugares concretos, tratados «como si fueran criaturas vivas», capaces de inspirar «los más íntimos e intensos sentimientos» y susceptibles de ser evocados como fuente de revelaciones imperecederas que se asocian a los olores, los colores, los sonidos, la comida, el vino, la historia, las leyendas. Recreadas en una prosa exquisita y sensual, las deliciosas escenas remiten a sitios amados (los que generan una «sensación de gozo, admiración y gratitud») de Francia, Alemania e Italia, y sugieren el empeño de la viajera, al cabo poético, de fijar con palabras el ámbito de lo inefable.