Las obras de Tácido, Plutarco y Suetonio sirvieron de base a Robert Graves para escribir una de las novelas históricas más famosas y apreciadas de todos los tiempos.
Presentado como una autobiografía del propio Tiberio Cladio, esta obra recrea los tiempos de la dinastía Julio-Claudia y el imperio romano desde el asesinato de Julio César (44 a.C) hasta el de Calígula (41 a.C.), en lo que se convierte en un implacable retrato de la grandeza, la crueldad y la depravación de los mandatarios de la Roma imperial.
Sin embargo, más allá de los acontecimientos, Gaves propone una muy sólida reflexión acerca del conflicto entre la libertad republicana (encarnada por Augusto y el joven Claudio) y el orden y la estabilidad imperiales (defendido por Livia) que no ha perdido ni un ápice de su vigencia.
La celebérrima y modélica serie de televisión protagonizada por actores procedentes del teatro shakespeareano (Derek Jacobi, John Hurt, etc.) convirtió ya en los años setenta las dos novelas Yo, Claudio y Claudio el dios y su esposa Mesalina en toda una referencia, y aún al terminar el siglo los lectores de La Vanguadia la votaron como la mejor serie televisiva del siglo XX. Estas dos novelas se han convertido en dos de los títulos más emblemáticos de la colección Narrativas Históricas,