John Grisham vuelve a sus raíces con un brillante thriller legal protagonizado por el inolvidable héroe de Tiempo de matar. Clanton, Mississippi, 1990. Stuart Kofer, ayudante del sheriff, se considera intocable. Aunque, cuando bebe más de la cuenta, algo bastante habitual, vuelca sus ataques de ira en su novia, Josie, y los hijos adolescentes de esta, el código de silencio de la policía siempre le ha protegido. Pero, una noche, tras golpear a Josie hasta dejarla inconsciente en el suelo, su hijo Drew sabe que solo tiene una opción para salvar a su familia. Coge una pistola y decide tomarse la justicia por su mano. En Clanton, no hay nada que suscite más odio que un asesino de policías, excepto, quizá, su abogado. Jake Brigance no quiere encargarse de este caso imposible, pero es el único con suficiente experiencia para defender al chico. Y cuando comienza el juicio, parece que solo hay un resultado en el horizonte para Drew: la cámara de gas. Pero, como la ciudad de Clanton descubre una vez más, cuando Jake Brigance se hace cargo de un caso imposible, todo es posible.