Archie Brown pone a los dirigentes mundiales en su contexto histórico; los distingue entre reformistas, transformadores, revolucionarios o totalitarios, y se pregunta, en fín, quiénes son los mejores. Una pista: los buenos no suelen se aquellos que se perciben como líderes fuertes, sino, según Brown, los que tienden a colaborar, a delegar, a negociar... y a reconocer que una sola persona ni puede, ni debe, tener todas las respuestas.