¿Es la tortura aceptable en alguna circunstancia? ¿Es legítimo recurrir a ella si, por ejemplo, hay un terrorista que no quiere revelar la ubicación de una bomba a punto de estallar?
Muchos políticos y pensadores opinan que sí, y algunos de ellos han elaborado incluso complejas teorías para amparar esa controvertida toma de posición: entre ellas, destaca la del catedrático de Derecho de Harvard Alan Dershowitz, autor del más sofisticado intento de convertir la tortura en un arma de guerra legítima y visible contra el terrorismo, por lo menos en aquellos escenarios denominados «de la bomba de relojería».
Bob Brecher, autor de este ensayo, toma el camino opuesto y señala con valentía la necesidad acuciante de exponer los fallos fundamentales de dichos postulados, con el objetivo de evitar que las sociedades democráticas pierdan la brújula moral y dejen de exigir a sus Gobiernos que rindan cuentas como es debido de la gestión de la violencia y de las emergencias.
Este libro, oportuno e inexorable en su análisis, es el primero que se dirige directamente contra los argumentos a favor de legalizar la tortura en los interrogatorios. Brecher se enfrenta radicalmente a ellos, evidenciando la ineficacia de la tortura y extrayendo las implicaciones prácticas y éticas que de ella se derivan en la política y sobre la sociedad en la que vivimos.