Para referirse a su obra ensayística Chesterton solía decir que era un simple periodista jocoso que escribía breves artículos semanales sobre asuntos graciosos, y en cierta ocasión en que una admiradora se le acercó para decirle que parecía
saber infinidad de cosas, le contestó escuetamente: «Madame, yo no sé nada, soy un periodista». La modestia del escritor terminó persuadiendo a muchos de sus contemporáneos, entre ellos Auden, quien sólo descubrió el valor de los ensayos de Chesterton cuando le encargaron la selección que el lector tiene en sus manos. En ella, el poeta inglés reúne los textos de Chesterton que le parecían tan amenos y agudos como sus piezas periodísticas, pero mucho más enjundiosos y penetrantes, y nos brinda una excelente ocasión para descubrir o releer a uno de los escritores más lúcidos y brillantes de la primera mitad del siglo pasado.