Einat era un desastre, y dicen que carácter es destino. Pero mientras haya vida hay esperanza, y prueba incontestable de tan popular creencia es que la autora perdió este libro antes de terminarlo, lo perdió dos veces, y sin embargo aquí estamos.
Si tu habitación, tu casa o tu estudio están sepultados bajo papeles, migas de pan y objetos de los que desconoces el uso y la procedencia, aquí tienes por fin un manual que explica cómo organizar el mundo sin organizarse.
Y si el desastre son los demás, este libro también es para ti. Si no sabes de quién es la culpa, ayúdate y léelo.
Ahora bien, el desastre no es tanto un defecto como un rasgo de carácter. E incluso podría hablarse de un superpoder. ¿Cómo encontrar o no clavarse aquello que nunca está en su sitio? Pues gracias a un sexto sentido. Por algo decimos que la belleza está en el ojo de quien la ve.
Claro que una verdad siempre puede contrastarse con otra. Y el caos tiene arreglo, pero ¿queremos arreglarnos? Este libro no responderá una pregunta tan personal, aunque quien lo lea podrá dilucidar serias cuestiones vitales mientras se ríe de la desgracia. Y eso sí es lo que queremos todos.