Huérfana de madre y con un padre funcionario imperial siempre ausente, Diana Holman-Hunt pasó su infancia y pubertad al cuidado de sus dos abuelas: la materna, en una gran casa de Essex, con multitud de sirvientes y una moderada disciplina; y la paterna, en una dejada mansión en Kensington, donde la viuda del célebre pintor prerrafaelita William Holman Hunt vivía enteramente consagrada a sus exquisitos recuerdos. Diana, una niña listísima, fantasiosa, algo embustera y no del todo obediente, conoce momentos de auténtico abandono. Mis abuelas y yo (1960) son unas memorias divertidísimas a pesar de sus aspectos dramáticos y están escritas con una lucidez que paradójicamente busca resaltar la confusión de una infancia muy accidentada.