Tras haber publicado Fin de viaje (1915) y Noche y día (1919) Virginia Woolf rompe amarras con la tradición realista de la novela inglesa y se introduce de lleno en el modernismo con La habitación de Jacob, un relato ambiguo y desestructurado, construido alrededor de una ausencia. Conocemos a su protagonista, Jacob Flanders, básicamente por las opiniones, comentarios, impresiones de las personas que han estado alrededor de su vida, mujeres en su mayoría. Sólo cuando Flanders viaja a Italia y Grecia el personaje se dibuja más nítidamente desde su propia perspectiva.
La historia de Jacob, narrada desde su infancia, acaba con la guerra y la imagen de una habitación vacía.