Dmitri Pávlov Sanin, a sus cincuenta y dos años, solo y melancólico, encuentra entre unos documentos una cajita con una pequeña cruz con incrustaciones de granate que desata sus recuerdos y lo transporta a su juventud en el verano de 1840. Aguas de primavera (1872), penúltima novela de Iván S. Turguénev, fue uno de los mayores éxitos de su carrera: una novela psicológica alrededor de la sumisión en el amor y de los errores de juventud que se pagan toda la vida, que de esta forma se convierte en una no-vida, un tema muy querido por su autor.