«Si quieres conocer una época», escribió el visionario de la ciencia ficción William Gibson, «estudia sus pesadillas más lúcidas. En el espejo de nuestros miedos más oscuros mucho será revelado». La época victoriana tenía una personalidad dividida. Por un lado, los hijos del Imperio celebraban la industria y los descubrimientos científicos; por otro, estaban obsesionados con lo oculto, la locura y la muerte. Ambas obsesiones encontraron su expresión en algunas de las pesadillas más imperecederas jamás escritas en papel: El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, escrita por Robert Louis Stevenson en 1886. Se trata de uno de los libros más influyentes de todos los tiempos, cuya trama se reinterpreta y reinventa continuamente en la literatura, en el cine y en el teatro, y cuyos temas y protagonistas principales persisten, y se han convertido en parte de nuestra cultura. Sin embargo, la esencia de esta novela ha sido demasiado simplificada, distorsionada y remodelada para ser un aviso sobre la derrota del bien frente al mal. La verdadera naturaleza del relato de Stevenson es mucho más compleja. No es una simp