Unánimemente considerado como uno de los grandes maestros del cine, Yasujiro Ozu, «el más japonés de los directores japoneses», sigue siendo objeto de culto. Su arte sutil y delicadísimo es literalmente venerado por directores y cinéfilos, y son muchos los que se confiesan herederos de su arte.
Su cine formalmente sobrio, con planos filmados desde el punto de vista que tendría un adulto sentado sobre un tatami, no le impidió retratar mejor que ningún otro cineasta los grandes cambios que sufrió la sociedad japonesa tras la Segunda Guerra Mundial.
La búsqueda de la armonía en las relaciones humanas, el riesgo de la disgregación, los cambios ineludibles de la vida, son algunos de los temas que conforman el tejido narrativo de sus historias, cuyo objetivo, como él decía, siempre fue «hacer sentir la existencia de lo que llamamos vida sin utilizar acontecimientos extraordinarios».
Los textos aquí reunidos ofrecen una perspectiva inédita sobre sus películas, la técnica y la teoría de su oficio, su visión del cine americano de los años treinta y cuarenta, la dicotomía entre ficción y documental, así como su «famosa» aversión hacia la «gramática del cine».
La selección, inédita en español, abarca treinta años, desde 1931 a 1962. Son páginas intensas y personales marcadas por el amor incondicional a su oficio, concebido como razón de vida. Sus escritos desvelan toda la humanidad del cineasta, su sentido de la vida, de la Historia y de la fugacidad del tiempo.
Yasujiro Ozu nació en Tokio el 3 de diciembre de 1903, y sesenta años después, el día de su cumpleaños, dejaría este mundo. Su vida y su carrera corren de algún modo paralelas a la evolución que le tocó sufrir a su país. Esa profunda transformación del mundo formará parte de su universo fílmico. Ozu realizó cincuenta y cuatro películas, entre las cuales podemos recordar Primavera tardía (1949), Cuentos de Tokio (1953) o El sabor del sake (1962).