El “blanco”, como tal, solo existe en nuestra percepción; es inútil, por tanto, salir en su busca. En lugar de ello, debemos encontrar el modo de sentir la blancura, ya que a través de este proceso tomaremos conciencia de un blanco ligeramente más blanco que el blanco que percibimos normalmente. Esto, a su vez, nos hará ser conscientes de la sorprendente diversidad de blancuras que podemos encontrar en la cultura japonesa: por fin lograremos entender palabras como “silencio” o “espacio vacío”, y sabremos distinguir los significados ocultos que contienen. A medida que adquiramos esta compenetración con el blanco, nuestro mundo se tornará más resplandeciente y sus sombras más acusadas.
Kenya HARA