¿De verdad el vídeo mató a la estrella de la radio, como sentenciaba la canción de The Buggles? No: la desplazó a otro lugar. Este libro reivindica la radio como compañía, como inspiración, como ventana al mundo. La radio que fue el único contacto con el exterior de Ana Frank y su familia mientras permanecían ocultos, la radio que Walter Benjamin vislumbró como patria común imaginaria, hecha de multitud de voces y silencios.