Desde los poemas de Baltadzhieva se divisa la Vía Láctea. Por eso, la primera condición que ponen al lector es que tome conciencia de su insignificancia; y la segunda, que ame, pese a todo, la realidad terrena. En sus versos, la justicia –que siempre es poética– respira por la herida de lo esencial: esa verdad tan sencilla que ninguna palabra puede atrapar, pero hace latir el corazón del lenguaje.