Un relato autobiográfico que es también la historia del siglo XX a través de la mirada inteligente, evocadora y vitalista de Manuel Vicent «Su literatura se asemeja más al fuelle de un acordeón, que pliega y despliega el tiempo para crear, con finísimas variaciones, una misma melodía: la memoria fermentada. Arte tejido en el telar de los recuerdos [...]. Son 200 páginas de emoción». Paco Cerdà, Babelia«La vida, como el violín, solo tiene cuatro cuerdas: naces, creces, te reproduces y mueres. Con estos mimbres se teje cada historia personal con toda una maraña de sueños y pasiones que el tiempo macera a medias con el azar».Un niño se sube por primera vez a uno de los caballos de cartón de un tiovivo sin imaginar que esa manera de galopar, arriba y abajo, siempre una vuelta más, presagia todo lo que va a cumplirse a lo largo de los años. La música, las canciones, las lecturas, los perros, los automóviles y el mar —siempre el mar— se trenzan con los sueños, los amigos, los amores, las heridas y los momentos de belleza que conforman una vida.Ficción y autobiografía se entrelazan en este libro en el que Manuel Vicent, uno de los más agudos cronistas de nuestros días, aborda de manera evocadora y muy literaria la historia reciente de España y muestra una visión propia —vitalista, sensorial y nostálgica— de la existencia y del paso del tiempo. Hay recuerdos alegres y agitados, hay memoria del pasado, felicidad y rebeldía. Y también sueños cumplidos y derrotas inexorables.La crítica ha dicho:
«La crónica de sí mismo. Se expone más que otras veces. Habla con nostalgia y un genuino descontento. Todos sus instintos de vivir se reúnen aquí [...]. Y el resultado es poderoso. Alguien que se dice así las cosas habla en verdad a los demás. [...] Defiende para nadie el derecho a hacer literatura con sus daños, con su hedonismo, con su memoria, con las ausencias, con el tiempo que le queda». Antonio Lucas, El Mundo«Es una autobiografía particular. Contada de una forma diferente, con subidas y bajadas como las de los caballitos de feria en los que montaba de niño. […] Una historia particular es como una fotografía de familia de esas que encontramos en una caja olvidada y que cuenta dos historias: la de susrecuerdos y la de la sociedad del momento en el que se crearon».
Paqui Ramos, A vivir que son dos días - CADENA SER «Memoria personal y colectiva se entrelazan en este libro en el que uno de los más agudos cronistas de nuestros días aborda de manera evocadora y muy literaria la historia reciente de España y muestra una visión propia -vitalista, sensorial y nostálgica- de la existencia y del paso del tiempo».
David Gallardo, infoLibre«Qué certera la mirada de cronista de Manuel Vicent». José Sacristán «Me deslumbró su manera de mirar y de contar la vida, aún lo sigue haciendo. [...] Leyendo sus libros pienso: esta es la felicidad».
Hoy por hoy (Cadena SER) «Manuel Vicent está desplegando una excelente crónica de la historia de España [...] con una escritura exquisita y que fluye con elegancia».
Eva Cosculluela, Heraldo de Aragón «La belleza en Manuel Vicent está en la exactitud de la frase. Eso es la belleza literaria».
Manuel Gutiérrez Aragón «Certero y alegórico en el uso de la palabra».
María Serrano, El Debate «Un magnífico cronista [...] capaz de captar los detalles mínimos de personajes y objetos, y de analizar, con cuidado y sutileza, los sentimientos de las criaturas que asoman a sus textos».
Ascensión Rivas, El Cultural