En opinión de muchos de sus contemporáneos, Rosa Luxemburg era la pensadora marxista más relevante desde Marx. Sus obras hoy lo siguen atestiguando. Pero Rosa era más que eso: era una activista, una propagandísta, una luchadora; en suma, una revolucionaria.
Su posición frente al reformismo que Berstein proponía le granjeó enemistades, pero también lealtades. Destruir aquel espíritu inquebrantable solo podía lograrse con un método expeditivo: el asesinato. Así, Rosa fue asesinada el 15 de enero de 1819 por fuerzas que dependían del gobierno de los socialdemócratas Ebert y Noske.
Estas Cartas de amor y revolución dan cuenta de esa Rosa, la apasionada militante, luchadora por el socialismo, y las penurias que ello le acarreó. Pero muestran también otra Rosa: la Rosa enamorada, tierna, sensible. La Rosa que amaba los pájaros, la música, la botánica. La Rosa capaz de escribir cartas empapadas de lirismo, cartas que protestan por la ausencia del amado al mismo tiempo que otras, más directas, atienden a los asuntos de la política y, claro está, de la revolución.
Mujer excepcional, esta pequeña antología la muestra en todas sus facetas.