Una aproximación a la nebulosa de la adolescencia a través de la personalidad enigmática de las hermanas Lisbon. En menos de un año y medio, las cinco hermanas Lisbon, adolescentes de entre trece y diecisiete años, se suicidaron.Los jovencitos del barrio habían estado siempre fascinados por esas inalcanzables jóvenes en flor, atraídos por esa casa de densa feminidad enclaustrada 02013;la madre era una católica ferviente y moralista que no dejaba que sus hijas salieran con chicos; el padre, profesor de matemáticas dócil y benévolo, aceptaba las muy estrictas normas de su mujer02013;, y las primeras muertes no hicieron sino ahondar el misterio y el espesor del deseo. Los Lisbon se encerraron cada vez más en sí mismos y en el interior de la casa, y los jóvenes los espiaban desde las ventanas del vecindario, trataban de comunicarse con las hermanas pidiéndoles canciones por teléfono, contribuían al intrincado tejido de rumores, a la creación de mitologías. Veinte años después, esos mismos adolescentes, ya en la frontera de la mediana edad, intentan desentrañar el enigma de aquellas lolitas muertas que siguen fascinándolos.