La sorprendente conclusión de la trilogía de la Inglaterra de Enrique VIII, la mejor serie de novela histórica del siglo XXI. En ella asistiremos a los años de esplendor y posterior caída de Thomas Cromwell. Inglaterra. Mayo de 1536. Ana Bolena ha muerto decapitada en lo que dura un latido a manos de un verdugo francés contratado para la ocasión. Mientras sus restos reciben sepultura, Enrique VIII disfruta de una breve felicidad con su tercera reina, Jane Seymour. Y siempre cerca de su señor, Thomas Cromwell, su súbdito más fiel y consejero, emerge victorioso de un baño de sangre para continuar su escalada hacia lo más alto del poder. Toda Inglaterra yace a sus pies, lista para el cambio y la reforma religiosa. Pero, a medida que gira la rueda de la fortuna, los enemigos de Cromwell se están reuniendo en las sombras. Sin ejército privado ni una gran familia que lo respalde, el que una vez fuera el humilde hijo de un herrero de Putney sólo puede confiar en su inteligencia. La pregunta inevitable sigue siendo: ¿cuánto tiempo puede sobrevivir alguien bajo la mirada cruel y caprichosa de Enrique? «¿Qué haréis —pregunta el embajador español a Cromwell— cuando el rey se vuelva contra vos, como hace tarde o temprano con todos los que están próximos a él?».