Un retrato estremecedor, empujado por una autenticidad feroz, acerca de la vida matrimonial, la vejez y los vínculos familiares. «En la escritura de Piedad Bonnett se concentran las virtudes que más admiro en la literatura: profundidad y concisión [...]. Lectores del mundo, lean este libro.»
Margarita García Robayo A sus sesenta y cuatro años, Emilia se enfrenta a la remodelación de su cocina. Su marido lo ha decidido por su cuenta y ella, que solo quiere estar tranquila con sus libros, se siente incapaz de oponer resistencia. Bonnett parte de este hecho cotidiano y aparentemente banal para construir una semblanza de la plácida y peligrosa insatisfacción, y de mujeres arrinconadas por muy distintos tipos de maltratos y silencios. El paso del tiempo, su acumulación y su peso, el aburguesamiento y la vejez (propia y ajena), y la imposibilidad de conocer realmente a quienes nos rodean empapan esta novela para obligarnos a mirar donde, a menudo, no queremos mirar: a lo que de verdad somos. La crítica ha dicho:
«Un libro cuajado de brutalidad y de entereza. Una guía pormenorizada de lo que significa ser hija, ser esposa, ser madre en una familia con llagas que no dejan de supurar por una violencia ensordecedora a pesar de estar soterrada.»
Sonia Fides, Público «Una recomendable obra con la que la autora ha hecho toda una catarsis.»
El Mundo «Piedad Bonnett vuelve a advertirnos de que lo terrible es el borde, no el abismo, y esta vez lo hace con una historia que, a pesar de habitar las penumbras humanas, nos acaba dejando un regustillo a himno universal de las mañanas que nos esperan. Una novedad necesaria.»
Alejandro Simón Partal, Diari de Tarragona «[Bonnett] habla como si estuviera viendo lo que pasa en la vida que cuenta, fijándose no solo como una narradora, sino como alguien que ha visto crecer, en sus personajes de ficción, pedazos de su propia vida.»
Juan Cruz, El Periódico «Con una prosa rotunda que recuerda su poesía, y empujada por una autenticidad feroz, Piedad Bonnett parte de un hecho cotidiano y aparentemente banal para construir una semblanza de la plácida y peligrosa insatisfacción, y de mujeres arrinconadas por muy distintos tipos de maltrato, desde los mínimos e imperceptibles, hasta los más evidentes y letales.»
Julián Garvín, KISS FM